Cálido homenaje a Martín Alvarenga, un prolífico escritor de horizonte infinito
El acto se realizó en el marco de las actividades que lleva adelante la Biblioteca Escritores Correntinos para celebrar sus 25 años.
"Estoy agradecido por tanto amor, tanta fraternidad. Pienso que lo que me llevó al ejercicio de escribir fue un punto de inflexión de la conciencia crítica. Si hay algo que me caracteriza es tener conciencia de mi tiempo", dijo el escritor Martín Alvarenga, que además tiene la capacidad de volcar todo eso en una hoja en blanco y transformarlo en una poesía, en una novela, un ensayo y con ello -más allá de algunos fracasos y otros tantos rechazos- obtener la recompensa de que su obra fue aceptada por el mundo. En la jornada de ayer este hombre excepcional, que eligió convertirse en escritor para recorrer los senderos de su destino, fue homenajeado en el marco de los 25 años de la Biblioteca Popular Escritores Correntinos, que se encuentra ubicada en el barrio Santa Teresita.
El homenaje para Martín Alvarenga contó con la presencia de familiares, amigos y colegas que tanto de manera presencial como a través de audios o videos dejaron su mensaje de agradecimiento por el aporte literario que el correntino realizó a lo largo de su prolífica carrera y además, muchos de ellos mencionaron cómo su obra fue capaz de marcarles el rumbo, de abrirles la mente en su búsqueda literaria. Entre los que participaron se puede mencionar a Rosalía Montenegro, Julio Tamaño, Juan Terraes, María Laura Riba, Claudia Sanz, Facundo Binda, Javier Vallejos Amil, Ivana Margaruchi, Ornella Barraza y su gran amiga, la profesora Ana María Donato.
Más allá de sus obras, de su capacidad para transportar a sus lectores a través de una frase a mundos imaginarios, cada uno de los participantes recalcó el don de buena gente del escritor, que sostiene que "la soledad es una buena base para escribir, porque está asociada con el silencio y con la comunicación".
"La comunicación intrapersonal -dijo- es el monólogo a través del cual te escuchás a vos mismo y eso propicia la autoconversación. Toda la literatura nace en el silencio y finaliza en él, más allá de que luego quede la obra en sí", expresó Alvarenga, y admitió que su lugar favorito para escribir era un espacio en la casa de su hermana porque sus tres hijas ocupaban toda su casa; lo que generó risas en los presentes, incluso miradas cómplices entre sus dulces retoños. Una de ellas, Andrea, participó del homenaje con varios temas -acompañada de Ramiro en guitarra y Joaquín Sheridan en violín-. El último tema que interpretaron es uno de los últimos escritos que Martín Alvarenga les regaló a sus seguidores de las redes sociales. s
Su vida en Buenos Aires
A los 27 años de edad y con su primer obra bajo el brazo, "Catarsis", Martín Alvarenga decidió radicarse en Buenos Aires, donde vivió por 13 años antes de regresar a su Corrientes natal. "En ese momento no hacía poesía folklórica y por lo tanto era bastante resistido por estos lares. Creo que eso me empujó a buscar nuevos aires en la gran ciudad", dijo en el marco del homenaje. Pero, luego de descubrir la gran ciudad, incursionar en distintos grupos literarios, encontrar incluso sentido de pertenencia en varios de ellos y lograr imprimir varios libros, decidió regresar al lugar que, con el tiempo, descubrió que estaba hecho para él. "Este lugar está hecho para que yo estuviese aquí y no mirándolo con su color local, sino desde una dimensión cósmica o universal", explicó el escritor de obras como "Drogados", "Cantando como si naciera", "País alucinógeno", "Los fantacuentos", "Cuentos para romper el molde", "El vuelo chamánico" o "Latinoamérica empieza en Corrientes". Libro, este último, que quedará grabado en la historia de la ciudad específicamente en el mural de Plaza Italia, donde se puede leer la frase: "Latinoamérica empieza en Corrientes. Somos la profesía y el origen".
Así, el escritor que considera que la literatura te obliga a reivindicar la ética de la autenticidad y eso es posible porque eligió el arte de escribir como una manera de vivir, fue homenajeado por un grupo de personas que ante todo destacó la maravillosa esencia de su ser y luego la excepcionalidad de su obra.