Por la sequía, entidades agropecuarias declaran tercer año de fuertes pérdidas
La situación es crítica en el arroz, cítricos, forestación, ganadería y yerba, por lo que alistan reunión de la mesa de emergencia.

Entidades rurales y productivas difundieron ayer un relevamiento que muestra la crítica situación de las principales producciones agrarias de Corrientes debido a la sequía que agrava aún más la situación de ese sector productivo.
El informe sobre el alcance de lo que es el tercer año con déficit hídrico fue elaborado por la Federación de Cooperativas de Corrientes, Asociación de Sociedades Rurales de Corrientes, Asociación Forestal Argentina, Asociación Correntina de Plantadores de Arroz, Asociación de Citricultores de Corrientes, entre otras entidades.
En el caso de la citricultura, según se indica, se da una situación límite en la estructura de las plantas, dada la poca absorción de humedad por raíces, con mucho deterioro y mala nutrición".
Se está peor que el año pasado a la misma fecha, acotan.
La falta de precipitaciones favorece a las plagas, lo que obliga a mayores pulverizaciones y costos.
En cuestión de producción, en el invierno no hubo precio para comercializar la producción, y fue de escasa a casi nula la floración para la campaña de verano 2022- 2023.
Sólo los establecimientos con sistema de riego pudieron mantener una planta razonablemente fuerte, pero también con bajas considerables en rendimiento productivo.
Se estima una pérdida de frutas de entre el 50 y 80%, y ya se observa un daño por sol que baja mucho la calidad, sumado a la falta de tamaño por déficit de humedad.
Las fincas y productores están fuertemente afectados por la crisis comercial y productiva de los últimos dos años, dejando casi en estado de abandono a los que no poseen algún otro ingreso económico para afrontar los compromisos.
Indican que se hace necesario lograr alguna herramienta de contención ante la pérdida de gran cantidad de hectáreas en explotación comercial.
En el caso de la yerba mate, desde la primavera se observó que las plantas en producción afectadas por la sequía se venían recuperando lentamente, con una débil y baja brotación. Los replantes que se hicieron en los años 2020-2021 sufren las mismas consecuencias debido a la escasez hídrica, y se pronostica que tardarán 4 años para una recuperación total.
Las condiciones climáticas para la brotación fueron muy favorables durante septiembre hasta el 20, 25 de octubre, con buena temperatura, el suelo con humedad, ideal y sin la presencia de plaga.
Luego, las noches se volvieron muy frías, la brotación se detuvo totalmente e incluso se pudo observar en varios yerbales cómo los brotes tiernos eran totalmente desfoliados producto del ataque de ácaros (el cultivo es muy sensible a la amplitud térmica).
"Pasado ese tiempo, comenzó la segunda brotación y hoy vemos yerbales muy brotados, pero con brotes muy tiernos, esto supone que se complicó la cosecha del mes de diciembre", indica el informe.
Se expone preocupación por la presencia del taladro grande de la yerba mate, plaga cada vez más frecuente y en cantidades sorprendentes.
Las forestaciones vienen expresando diferentes síntomas que permiten ver la gravedad de la situación, reflejado en algunos casos en pérdidas de hasta el 7% del patrimonio forestal, variando desde una afectación en la tasa de crecimiento de las plantaciones hasta la mortandad de estas.
Asimismo, el estrés de las plantas producto del déficit hídrico hizo que se produzca un aumento en el ataque de plagas. Esta situación también repercutió en el sector resinero, específicamente en la calidad de la producción de miera; afectando el precio de esta.
Hay que sumar a esto, el latente peligro de ocurrencia de incendios que impide el normal desarrollo de las actividades necesarias para el establecimiento de nuevas plantaciones. Lo que ha repercutido de manera directa aumentando los costes y los tiempos necesarios para la habilitación de lotes de reforestación, registrándose en promedio una baja del 30% en el ritmo de establecimiento de nuevas plantaciones de las campañas 2021-2022".
"A consecuencia, la noción de riesgo del negocio forestal productivo de la Provincia se ha disparado a niveles críticos, traducido en una menor intención de continuar con la actividad y sustituyéndola por otros cultivos de interés" se concluye.
ARROZ
En el caso del arroz, se está frente a una situación crítica. Las últimas campañas se caracterizaron por escasas precipitaciones, lo que en su balance acumulado trajo como consecuencia una reducción del agua disponible para riego. Los productores, atentos a los pronósticos, informaron una reducción en el área de siembra para esta campaña 22/23 que se estima, será de aproximadamente 65.000 hectáreas, con una caída del 35% respecto al ciclo anterior.
En la siembra se dio una particularidad, sucedió que más allá de haberla realizado en época correcta, la falta de precipitaciones y temperatura en septiembre y octubre retrasaron los nacimientos por 30 días o más, concentrando la emergencia y su correspondiente demanda de riego con las siguientes "camadas".
De por sí es difícil atender el riego de una alta concentración de superficie y mayor aún es hacerlo con falta de agua y alta evaporación. Por ello, lamentablemente, ya se está comenzando a abandonar lotes por no poder llegar con el agua.
Se recuerda que la campaña pasada afectó fuertemente esta producción, obteniéndose rendimientos insuficientes para cubrir los costos, situación que se acumula a la actual y agrava. El grueso de la producción se exporta a un tipo de cambio ficticio.
GANADERÍA
En cuanto a ganadería, se indica que hasta aquí las condiciones climáticas, no propiciaron el crecimiento de los pastizales como es habitual, por lo que falta volumen y calidad.
Las aguadas naturales se están secando, los ríos interiores reducidos en su caudal y las napas subterráneas están cada vez más profundas, lo que dificulta y encarece la extracción de agua.
El stock ganadero provincial prácticamente no ha bajado, dato que enciende una luz de alarma dado el contexto.
El ganado presenta una inferior condición producto de la situación de arrastre antes descripta. Menos celo en los rodeos se traducirá en menos terneros, no se lograrán los objetivos de peso en los engordes y recrías, peor aún, hay riesgo de mortandad de animales.
De forma excepcional y atípica para la época del año, los productores han comenzando a revisar sus cargas haciendo ajustes conforme a la menor oferta y se hace necesario realizar inversiones extraordinarias en aguadas, forraje y el uso de herramientas, entre otros.s