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Fredy Miranda

columnista

OPINIÓN

El mensaje de los muertos

La leyenda guaraní del Caráu tiene su correlato exacto con la realidad actual.

Conocida es la historia del pájaro que termina castigado por Tupá, a llorar solo en los esteros, con su grito lastimero y triste, vestido de luto por la muerte de su madre que trató en vano de ocultar para disfrutar de su fiesta.
Es el futuro que espiritualmente nos tocará pronto.
Las fiestas que quisimos celebrar sin conciencia de los riesgos, llevados por un imperativo de costumbres de paradigmas perimidos, olvidando que lo que debió haber imperado era el cuidado sanitario por sobre todas las cosas.
La vanidad y la ambición por sostener a como dé lugar la economía, en detrimento de la salud con una enfermedad que no es una gripe común, con la consiguiente mortandad de personas que ello iba a acarrear, nos deja al borde de la imbecilidad humana.
En pocos días tuvimos al correlato festivo, los contagios masivos de Ómicron y los muertos que nadie esperaba. Muertes concentradas en los más débiles, es cierto, que indolentemente son descritos como los ya no útiles para la sociedad.
Quizás allí está la peor cara de la pandemia en esta etapa. Despersonaliza y deshumaniza y pone como víctimas a los más débiles.

Quizás por ello la fiesta aún tapa la necesidad de la afectividad que significa en la leyenda la madre del joven despreocupado. Es aquella que ya cumplió su función en esta vida, y el hijo indolente que se pierde en el vacío de la diversión.
Pero la historia también señala que el motivo de su jolgorio le enrostra su propia falta: parado ante su conciencia, lo envía a ir a cuidar por su madre, dándose cuenta tardíamente que le avisaron que "ya se murió".
La profundidad de esta historia guaraní, nos deja su mensaje en tono de culpa.
Decían los antiguos que los errores se perdonan, pero las culpas se castigan.
Así, lo que no fue un error en la historia, sino una culpa mayúscula, cercana al matricidio, a la perdida de la raíz y el origen, termina en el destierro a llorar "En el borde los esteros".
En la psicología social, sabemos que la culpa en algún momento debe ser redimida, pero ello conlleva una actitud muy fuerte de arrepentimiento, y que como todo en la vida, de desandar el camino mal andado, y comenzar de nuevo.
Pero como todo camino de duelo, que no es fácil, sino doloroso en sí mismo, nos pone por delante una nueva etapa.
Si no se lloran los muertos, si no se asume su ausencia y si no se pone el doble de esfuerzo en no caer en los errores ya cometidos, volveremos a la espiral de la que los muertos nos están diciendo que no va por allí el camino de la vida. 

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