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Un remedio con efecto adverso

El ministro Massa sigue los pasos de la teoría económica. Subió las tasas de referencia, que ahora están más cerca de la inflación.

Por novena vez en el año el Banco Central de la República Argentina (Bcra) dispuso un incre­mento de las tasas de referencia para el merca­do financiero; esta vez la corrección fue signifi­cativa, tanto que el rendimiento esperado de los plazos fijos supera el 100% efectivo anual. Se acerca así al parámetro de inflación anualizada que proyectan en el mercado. La medida tiene una clara lectura, no solo sin­cera la realidad, también evidencia que el denominado criterio Massa es el que se impone por el momento en el gobierno del Frente de Todos. 

¿Qué significa el criterio Massa? Ni más ni menos que hacer lo que la teoría económica indica, siguiendo un curso razonable para encontrar un punto de equilibrio. Ya fue di­cho en esta columna, la presen­cia, pero sobre todo las medidas que ha tomado el ministro de Economía, Sergio Tomás Massa, certifican el fracaso del modelo kirchnerista. Apelando al más puro pragmatismo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner busca hacer pie con la receta de la academia económica, aquella en la que abrevan todos los teóricos del liberalismo o del capitalismo, que es casi lo mismo.

No obstante esto no supone, por parte de CFK, haber abandonado la heterodoxia populista que la caracte­riza, sino simplemente un recreo para reposicionarse con más aire para las elecciones del 2023. Por lo pron­to, Massa hace lo que indican los manuales, porque el Directorio del Banco Central dispuso el jueves elevar la tasa de interés nominal anual de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días, para pasarlas del 69,50% al 75%, lo que representa una Tasa Efectiva Anual (TEA) de 107,35%, en línea o por encima de los pronósticos de inflación de las consultoras privadas. Al mismo tiempo, acompañó ese avance con una suba de la tasa de interés mínima que deben pagar los plazos fijos de personas humanas, para establecerla en un nuevo piso en 75% nominal anual para las imposiciones a 30 días de hasta 10 millo­nes de pesos.

El nuevo rendimiento implica una tasa mensual del 6,25%, por lo que el rendimiento para el pequeño aho­rrista el plazo fijo acercará por primera vez a la inflación mensual esperada: en agosto, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) marcó un avance del 7% y para sep­tiembre los consultores esperan una suba de algo más del 6 por ciento.

El rendimiento en los hechos se ve aumentado en for­ma significativa, al menos en términos nominales. Para ello, se puede estimar con precisión cuántos pesos va a tener un ahorrista que deposite $100.000 hoy dentro de 30 días o un año, según el caso.

Para un depósito de $100.000, la nueva tasa nominal anual del 75% implica un rendimiento di­recto a 30 días del 6,25%. Así, los depósitos devolverán dentro de 30 días $106.250,00 pesos. Es decir, el capital original más $6.250 de inte­reses.

Hasta la semana pasada, con la tasa del 69,50%, el mismo capital colocado al mismo plazo devolvía 30 días después $105.791,67, es de­cir, $5.791,67 de intereses. La dife­rencia es de 458,33 pesos.

A su vez, la tasa en términos anuales -suponiendo que se hacen doce plazos fijos a un mes sucesivos- asciende ahora al 107,35%. Esta tasa efectiva anual se obtiene asumiendo que tanto el capital original como los intereses que se perciben cada mes se vuelven a reinvertir en la siguiente colocación a plazo.

Ejemplo: si alguien coloca $100.000 -asumiendo que la tasa se mantiene estable durante un año y que se re­nueva cada vez capital e intereses cada mes- obtendría dentro de 360 días $206.989,00, es decir el capital ori­ginal más $106.989,00 de intereses. Una duplicación en términos nominales.

Ahora bien, el aumento de tasas es indispensable para evitar la corrida de los pesos al dólar, sin embargo, supone menos dinero volcado a la inversión. Lo que se dice, un remedio con efectos adversos. s