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IMPACTO DE LA FALTA DE LLUVIA EN EL SECTOR PRODUCTIVO

Citricultura: estiman pérdidas de entre 50 y 80% por la sequía

Es uno de los sectores más afecta­dos en los últimos tres años. Datos poco alentadores en ganadería, arroz, forestal y yerba mate.

EL SECTOR CITRÍCOLA, UNO DE LOS MÁS AFECTADOS POR LA SEQUÍA.

La Asociación de Socie­dades Rurales de Corrientes dio a conocer el informe de situación de los principales sectores productivos, el que expresa un diagnóstico de la situación actual a partir de la compleja situación que se encuentran atravesando producto del déficit hídri­co registrado por tercer año consecutivo.

El informe consigna que en citricultura se da una si­tuación límite en la estruc­tura de las plantas, dada la poca absorción de humedad por las raíces, con mucho deterioro y mala nutrición. Peor que el año pasado a la misma fecha. La falta de pre­cipitaciones favorece a las plagas, lo que obliga a mayo­res pulverizaciones y costos.

En conscuencia, en el in­vierno no hubo precio para comercializar la producción. Fue de escasa a casi nula la floración para la campaña de verano 22/23. Sólo los es­tablecimientos con sistemas de riego pudieron mantener una planta razonablemen­te fuerte, pero también con bajas considerables en ren­dimiento productivo.

Se estima una pérdida de frutas de entre el 50 y 80% y ya se observa un daño por sol que baja mucho la calidad, sumado a la falta de tamaño por déficit de humedad. Las fincas y pro­ductores están fuertemente afectados por la crisis co­mercial y productiva de los últimos dos años, dejando casi en estado de abandono a los que no poseen algún otro ingreso económico para afrontar los compromisos.

Se hace necesario lograr alguna herramienta que dé contención ante la pérdida de gran cantidad de hectá­reas en explotación comer­cial.

En cuanto a la yerba mate, el informe reporta que des­de la primavera se observó, que las plantas en produc­ción afectadas por la sequía se venían recuperando len­tamente, con una débil y baja brotación. Los replan­tes que se hicieron en los años 2020-2021, sufrieron las mismas consecuencias debido a la escasez hídrica, y se pronostica que tardarán 4 años para una recuperación total.

Las condiciones climáti­cas para la brotación fue­ron muy favorables durante septiembre hasta el 20, 25 de octubre, con buena tem­peratura, el suelo con hume­dad ideal y sin la presencia de plagas. Luego, las noches se volvieron muy frías, la brotación se detuvo total­mente e incluso se pudo observar en varios yerbales, cómo los brotes tiernos eran totalmente desfoliados pro­ducto del ataque de ácaros (el cultivo es muy sensible a la amplitud térmica). Pa­sado ese tiempo, comenzó la segunda brotación y hoy se ven yerbales muy brota­dos, pero con brotes muy tiernos, esto supone que se complicará la cosecha de diciembre. Preocupa la pre­sencia del taladro grande de la yerba mate, también llamado tigre, kiritó, plaga cada vez más frecuente y en cantidades sorprendentes.

En cuanto al sector fores­tal, las forestaciones vienen expresando diferentes sín­tomas que permiten ver la gravedad de la situación, reflejados en algunos casos en pérdidas de hasta el 7% del patrimonio forestal, va­riando desde una afectación en la tasa de crecimiento de las plantaciones hasta la mortandad de estas. Asimis­mo, el estrés de las plantas producto del déficit hídri­co hizo que se produzca un aumento en el ataque de plagas.

Esta situación también repercutió en el sector re­sinero, específicamente en la calidad de la producción de miera; afectando el pre­cio de esta. Hay que sumar a esto, el latente peligro de ocurrencia de incendios que impide el normal desarrollo de las actividades necesarias para el establecimiento de nuevas plantaciones. Lo que ha repercutido de manera directa aumentando los cos­tes y los tiempos necesarios para la habilitación de lotes de reforestación, registrán­dose en promedio una baja del 30% en el ritmo de esta­blecimiento de nuevas plan­taciones de las campañas 21/22.

A consecuencia, la no­ción de riesgo del negocio forestal productivo de la provincia se ha "disparado" a niveles críticos, traducido en una menor intención de continuar con la actividad y sustituyéndola por otros cultivos de interés.

Por otra parte, la produc­ción arrocera esta frente a una situación crítica. Las úl­timas campañas de arroz se caracterizaron por escasas precipitaciones, lo que en su balance acumulado trajo como consecuencia una re­ducción del agua disponible para riego.

Los productores, aten­tos a los pronósticos, in­formaron una reducción en el área de siembra para esta campaña 22/23 que se estima, será de aproxi­madamente 65.000 ha, una caída del 35% respec­to al ciclo anterior.

En la siembra se dio una particularidad, sucedió que más allá de haberla reali­zado en época correcta, la falta de precipitaciones y temperatura en septiem­bre y octubre retrasaron los nacimientos por 30 días o más, concentrando la emer­gencia y su correspondiente demanda de riego con las si­guientes "camadas". De por sí es difícil atender el riego de una alta concentración de superficie y mayor aún es hacerlo con falta de agua y alta evaporación. Por ello, lamentablemente, ya se está comenzando a abandonar lotes por no poder llegar con el agua. 

Vale recordar que la cam­paña pasada afectó fuerte­mente a esta producción, obteniéndose rendimientos insuficientes para cubrir los costos, situación que se acumula en la actual y agra­va. El grueso de la produc­ción se exporta a un tipo de cambio ficticio que llevará al quebranto de muchos productores.s

El sector forestal refleja pérdidas de hasta el 7% del patrimonio forestal en algunos casos, según el informe productivo.

Stock ganadero 

El stock ganadero provincial casi no ha bajado, dato que en­ciende una luz de alar­ma dado el contexto. El ganado presenta una condición inferior pro­ducto de la situación de arrastre antes descrip­ta. Menos celo en los rodeos se traducirá en menos terneros, no se lograrán los objetivos de peso en los engordes y recrías, peor aún, hay riesgo de mortandad de animales. De forma excepcional y atípica para la época del año, los productores han co­menzado a revisar sus cargas haciendo ajustes conforme a la menor oferta forrajera y se hace necesario realizar inversiones extraordi­narias en aguadas