El "Puente de la Integración" cumple sus Bodas de Plata
Es el último puente internacional construido en territorio correntino en un ciclo de 70 años. Erigido en tiempo récord con voluntad férrea de ejecutarlo como parte del Corredor Bioceánico dentro de una mirada geoestratégica, que aún no fue superada.
El puente de la Integración (en portugués, 'Ponte da Integração') es un viaducto internacional sobre el río Uruguay, que conecta las ciudades de Santo Tomé (Argentina) y São Borja (Brasil).
El puente empalma con la Ruta Nacional 121 del lado argentino (prolongación de 9 km de la Ruta Nacional 14), y con la carretera BR-285 del lado brasileño.
Fue naugurado el 9 de diciembre de 1997 con la presencia de los entonces presidentes Carlos Menem y Fernando Henrique Cardoso, durante las gobernaciones de Raúl Rolando Romero Feris (Corrientes) y Antonio Britto (Río Grande do Sul) .
Uno de los objetivos buscados con este puente era descomprimir el intenso tránsito que se concentraba hasta entonces únicamente vía Paso de los Libres. Hasta ese momento, un 80% del tráfico carretero de intercambio entre Argentina y Brasil se hacía por medio del Puente Internacional Agustín P. Justo-Getúlio Vargas, construido en los 50.
Por otro lado, tras la apertura del puente de la Integración se dejó de utilizar la balsa como único medio para el cruce del río, lo cual afectaba directamente al tránsito fronterizo entre la localidad de la provincia de Corrientes y su par en el estado de Río Grande do Sul.
Datos de la obra
La obra en cuestión comprendió la construcción del puente, y la creación del primer centro unificado aduanero del Mercosur. El costo total del proyecto fue de 40 millones de dólares, de los cuales 16 millones fueron aportados en partes iguales por los Estados brasileño y argentino, y el restante corrió por parte de Mercovía, el consorcio que construyó el puente y lo opera actualmente.
El consorcio encargado de la construcción y operación del puente fue liderado por la empresa italiana Impregilo y sus filiales en la Argentina (Iglis) y el Brasil (Cigla). Entre ellas suman un 51% de la representación, mientras que el restante corresponde a las empresas Necom (19%), Usifast (10%) y Chediack (19%).
En la década de los años 1990 el proyecto tuvo el impulso necesario para cristalizar la iniciativa, aunque el primer llamado a licitación resultó desierto a falta de oferentes. En 1995 hubo un segundo llamado donde si hubieron interesados a raíz que al proyecto original, se les sacó la idea de hacer un puente ferrocarretero. Eso posibilitó que un conglomerado de empresas se presentara al segundo llamado y se quedaran con la obra y posterior explotación. Hoy el Primer Centro Unificado de Frontera es considerado como modelo en América latina.
La operación del complejo implica el cobro de un peaje por parte del consorcio operador, con tarifas diferentes para camiones, automóviles, y autos englobados como "tránsito vecinal". Además, los camiones abonan una tarifa en concepto de estadía, por la utilización de las instalaciones mientras realizan los trámites aduanero.
El puente de la Integración abarca un complejo con una extensión de 215 ha del lado argentino y 70 ha del lado brasileño, cuyo diseño busca hacer más fluida la circulación de personas y mercaderías.
Con una extensión de 1.402,5 m, el puente se encuentra apoyado sobre pilotes y cuenta con una calzada de 8,30 m de ancho y 2 veredas peatonales
Cuenta con una playa de estacionamiento, una báscula galpón aduanera de 4.000 m², con plataforma de carga y descarga, fosos de inspección y varios boxes. Asimismo, el complejo tiene un área destinada al depósito de mercaderías, bancos, casas de cambio y restaurantes.
DIA HISTORICO
Aquel 9 de diciembre de 1997, al mediodía, bajo el sol y justo sobre el punto medio del río Uruguay, los entonces presidentes argentino y brasileño compartieron una tijera con la que cortaron la cinta inaugural del puente. A la hora de los discursos, Menem destacó la importancia de la obra y recordó el sueño de los próceres argentinos y latinoamericanos, que desde hace 100 años buscaban una vía de comunicación entre el Atlántico y el Pacífico. Del acto participaron los ministros argentinos de Economía, Roque Fernández; del Interior, Carlos Corach; el canciller Guido Di Tella y el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan. También estuvieron los gobernadores de Corrientes, Raúl Romero Feris, y de Misiones, Ramón Puerta. Los intendentes Paulo Maurer de Sao Borja y Beatriz Farizano de Santo Tomé. La comitiva del presidente Cardoso la integraron los ministros de Transporte, Eliseu Padilha, de Relaciones Exteriores, Felipe Lampreia y de Salud, Carlos César, además del gobernador del estado de Río Grande do Sul, Antonio Britto.
Durante la ceremonia también hubo lugar para las promesas. En ese entonces, Menem aseguró que su gobierno iría a construir tres nuevos puentes que unirán la Argentina y Brasil. Según el presidente, uno estará en Corrientes, en la zona de Alvear o La Cruz y los otros dos en el sur de la provincia de Misiones. Aseguraba que en los primeros meses de 1998 vamos a definir la ubicación y también las fechas de llamado a licitación, anunció.
La inauguración del puente Santo Tomé-Sao Borja terminó con un espectáculo de fuegos artificiales en pleno día. Inmediatamente después fue habilitado el Centro Unificado de Control de Frontera, que será puesto en marcha junto con el puente y funciona en territorio argentino. Allí se realizaría el primer control aduanero integrado del Mercosur, un sistema posible gracias a una disposición que firmaron la Argentina y Brasil para agilizar y efectivizar los trámites en pasos fronterizos.