Chaco Corrientes SoyNorte Club
Para ver esta nota en internet ingrese a: https://www.nortecorrientes.com/a/182768

La verdadera proscripción

Este año se cumplen dos décadas de una situación de real proscripción, de real apartamiento de las normas y de cercenamiento de los derechos electorales de un ciudadano: el ex gobernador e intendente Tato Romero Feris.

En tiempos de polémicas por la supuesta proscripción electoral a la vicepresidenta Cristina

Fernández de Kirchner, surge una situación que la historia marcó realmente como tal y lejos de las controversias planteadas en la actualidad.
Es que la denuncia de la ex presidenta respecto al impedimento para presentarse a las elecciones, impuesta por la Justicia en el marco de la sentencia por la causa Vialidad, surgió ante todo como la primera reacción al conocerse el fallo hace unos meses.
Esa postura, mucho con base en la situación anímica que en la realidad, es ahora tomada como bandera política desde el kirchnerismo y potenciada por el núcleo duro de ese espacio, La Cámpora.
Es más, se armaron ya slogans de campaña emulando otro tiempo de la historia, con la frase setentista "Luche y vuelve".
La oposición, en tanto, busca minimizar esa consideración y esgrime que Cristina puede ser candidata hasta tanto la sentencia no esté firme. 
"No voy a permitir que se me señale como la candidata condenada", fueron las palabras de Cristina una vez conocido el fallo. De todas formas, vale remarcar: la sentencia firme se consigue con el fallo de la Corte Suprema, instancia a la que todavía no se llegó.
Esta cuestión mueve al arco político, a todos los dirigentes de peso que en gran parte de las horas en medios donde se debate la política, el tema ocupa casi todo el tiempo.
Todos hablan, todos opinan, todos toman posturas, eso es claro y evidente.
Este año se cumplen dos décadas de una situación de real proscripción, de real apartamiento de las normas y de cercenamiento de los derechos electorales de un ciudadano: el ex gobernador e intendente Tato Romero Feris.
Hace 20 años, Tato fue candidato a senador nacional en la elección de medio tiempo en Corrientes, y en la que Néstor Kirchner logró sentarse en el sillón de Rivadavia tras el desistimiento de Carlos Menem de participar de un balotaje.
Con el 20% de los votos, el entonces gobernador de Santa Cruz llegaba a la Rosada. Y su esposa, Cristina Kirchner, era la dirigente que manejaba los hilos del Senado de la Nación (como ahora), sin ser la titular del cuerpo.
Tato Romero Feris consiguió la banca por la provincia de Corrientes en legítima elección, y sus condenas elaboradas por los tribunales especiales que lo juzgaron aún no estaban firmes.
Fue entonces que la traba para que asuma en la Cámara alta del Congreso de la Nación provenga precisamente desde ahí, desde el Senado. Fueron los adherentes locales al kirchnerismo quienes más parches batieron para que Tato no asuma, pese a que, recordemos, había ganado la banca en las urnas y sus condenas especiales no estaban firmes.
Y fue la propia Cristina Fernández de Kirchner quien dio la orden para que no se lo deje asumir, en la continuidad de la decisión que se había tomado dos años antes, cuando Tato también había sido electo senador nacional al encabezar la lista de candidatos. 
La cuestión no tuvo trascendencia nacional, ni del oficialismo ni de la oposición; fue un semejante acto de proscripción. 
Hoy, quienes se rasgan las vestiduras de republicanismo, de libertad, de justicieros, nada dijeron hace 20 años de ese gran atropello judicial, político y republicano.
La dirigencia política (correntina y nacional) prefirió mirar al costado, y convalidar la flagrante situación. La señora de los ojos vendados, con vergüenza ajena.