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¿Patria o partido?

Salvo una misa, no habrá acto oficial para conmemorar el 25 de Mayo. El Presidente se va al mar y en la plaza queda Cristina Kirchner reescribiendo la historia.

Aunque algunos no lo recuerden, o no les importe recordar, hoy se cumple el 213° aniversario del


primer gobierno patrio, punto de partida para la independencia de la incipiente nación que se llamaría Argentina. Ocurrió el 25 de mayo de 1810, ese día se formó la Primera Junta de Gobierno y constituyó la culminación del proceso conocido como la "Semana de mayo" que marcó justamente la maduración hacia el surgimiento del Estado Nacional que culminaría seis años después, el 9 de julio de 1816, con la Declaración de la Independencia en Tucumán. Esta apretada cronología es la génesis de nuestro nacimiento. Es más que un cumpleaños, o una efemérides para justificar el feriado y su insólito complemento de feriado puente que alimenta un fin de semana extra largo, el 25 de Mayo es lo que da sentido (o debería dar) a nuestra existencia como nación soberana. La devaluación del país -que no es solo económica-, se refleja en la confusión sobre la importancia de conmemorar a la Patria.
El actual gobierno, encabezado por Alberto Fernández y secundado por Cristina Fernández de Kirchner, han aniquilado el valor de la fiesta patria. En su interminable interna política, dinamitaron la historia y pretenden construir sobre los escombros el relato de un nuevo tiempo. Reemplazan 213 años de institucionalidad por 20 años teñidos de proselitismo. En lugar de evocar a los próceres de mayo, aquellos que trazaron el destino de la Patria, planean la exaltación de un dirigente que llegó al poder por abandono de su contrincante y que si bien luego hilvanó logros y fracasos, como cualquier otro, no tiene la estatura de los miembros de la Primera Junta.
Hay una fijación en el kirchnerismo por instalar una semántica, que se ajuste únicamente a su mirada sesgada de los hechos. Cargan con el delirio de refundarlo todo. De esta manera se están llevando por delante el 25 de Mayo que es un hito irremplazable, pues sentó las bases para la consolidación nacional. 
Se trata de una de las fechas patrias más importantes. Así era, al menos, hasta ahora. La costumbre marca que el país se viste de celeste y blanco y tanto los organismos gubernamentales como educativos lucen el pabellón nacional en su frente, también ondea en las instituciones, clubes, incluso en las viviendas particulares. Las plazas están signadas como epicentro de la conmemoración, en tributo a los próceres de 1810, y en particular la Plaza de Mayo, que resalta al Cabildo, en la Ciudad de Buenos Aires. Hasta hoy ese era el ritual y la postal. 
Desafortunadamente la administración de los Fernández ha devaluado también la esencia de la Revolución de Mayo. Alberto, entregó la llave de la historia para que el kirchnerismo, el sector que lo encumbró y ahora lo aborrece, usufructúe un espacio que es de todos, la Plaza de Mayo, para un acto partidario. Montaron un escenario gigantesco que le da la espalda a la Casa Rosada y desde allí hablará a sus seguidores, la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Especulan con un encuentro multitudinario.
Dicen que asistirán 300 invitados especiales y para eso dispusieron carpas de servicio. El Presidente no fue invitado y hasta donde se sabe no piensa concurrir. No obstante, en horas de la mañana tendrá que pasar por la zona para asistir al tedeum que se realizará en la Catedral Metropolitana que está ubicada en la esquina de la plaza.
Salvo el tedeum, previsto para las 11, no habrá acto oficial por la fecha patria ni allí ni en ninguna otra parte. Insólito. Es la primera vez que sucede.
La plaza estará ocupada por el kirchnerismo recordando a su líder, Néstor Carlos Kirchner. Única oradora: su viuda, a partir de las 16. A esa hora, el Presidente ya estará en Chapadmalal, descansando. Es la nueva historia.