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Los pesos que se vuelven pesados

El canje de deuda quedó en medio de una polémica, pero cualquiera sea el resultado obtenido refleja la dificultad del problema de los pesos al que se enfrenta Argentina.

El Ministerio de Economía de la Nación, encabezado por el plenipotenciario Sergio Massa,

destacó el éxito que tuvo el canje de la deuda en pesos, con una aceptación del 64 % de adhesión, y adelantó que el próximo martes se entregarán a los inversores los nuevos títulos con vencimientos en los años 2024 y 2025, es decir cuando haya otra gestión de gobierno. Le tocará a la próxima administración -sea continuidad de la presente o una distinta- levantar los "pagarés" que ha emitido el gobierno de los Fernández (Alberto y Cristina) para hacer frente al déficit del Estado. 
Bastante se ha discutido, en los días previos a la operación de canje, sobre la conveniencia de tal medida. En la oposición sostienen que es una acción "vil y ruinosa" para el país; sin embargo desde el oficialismo resaltan la importancia de despejar de obstáculos el camino financiero mediante un reperfilamiento de la deuda emitida en pesos. 
Se trata, ni más ni menos, que cambiar los papeles que vencen en el corto plazo por otros que tienen vencimiento el año próximo y en el 2025 respectivamente. Por supuesto, este salto hacia adelante tiene un costo, los acreedores no conceden este tipo de beneficios por gentileza. Las condiciones de extender los plazos de vencimiento son onerosas para el Estado. 
Más plazo significa más dinero para los acreedores; ergo: más deuda para los argentinos.
Ahora bien, independientemente de este tema de fondo, que es crucial porque define la sanidad financiera, hay otra polémica en curso. Sucede que algunos operadores del mercado estiman que la adhesión real al canje de deuda fue inferior a 60 % y en consecuencia cuestionaron la información del Ministerio de Economía y relativizaron el supuesto éxito de la operación.
"El canje de deuda finalmente obtuvo una aceptación cercana al 57,7 %, quedando por debajo de la zona ‘piso’ de 65/70 % que esperaba el Gobierno", señaló Pedro Siaba Serrate, de PPI Finanzas, quien explicó que la cartera que comanda Sergio Massa anunció una aceptación del 64 %, "pero ese número incluía también el canje previo de enero. A simple vista el resultado no es muy alentador, en especial, dadas las estimaciones que apuntaban a una tenencia del sector privado que en algunos casos llegaba casi a la mitad del stock".
En la misma línea, se pronunció la consultora Aurum Valores que a través de su cuenta de Twiter apuntó que "el canje fue pobre ya que los privados sólo canjearon aproximadamente un 25 % de lo que tenían en su poder". De esta manera quedaron sin canjear de privados unos $3,3 billones de nominales que por la dinámica de ajustes van a ser unos $3,6 billones al vencimiento.
En consecuencia, los vencimientos para los próximos 4 meses en poder de privados suman casi US$10.000 millones valuados al Dólar MEP. "Esto significa -dice la consultora- que el 75 % de los inversores privados no convalidó extender plazos más allá de 2023".
Corresponde resaltar que los títulos en manos de inversores privados (bancos y operadores financieros) son los vencimientos que verdaderamente importan. El resto de los papeles los tienen organismos públicos, como la Anses y otros. 
El economista Gabriel Caamaño, consultado por la agencia NA, puso el acento en el truco que realizó el Ministerio de Economía para que el resultado luzca mejor. "Mandaron los números de adhesión mezclados con la operación de enero para que dé más de 60 %", detalló y agregó que "los precios a los que tomaron están por encima de los indicativos y no calculan la tasa nominal anual de la operación".
Cualquiera sea la ecuación, el resultado obtenido refleja claramente el problema de los pesos al que se enfrenta Argentina.